Congestión vehicular: Santiago y sus tacos: ¿posibles soluciones?

Nada menos que 1,3 millones de automovilistas recorren las calles de Santiago día a día. Una cifra que se nota en las múltiples congestiones o "tacos" que afectan a la capital. La Unidad de Control de Tránsito (UOCT) identificó 20 puntos críticos en las horas punta. ¿Existirá solución para uno de los principales problemas de las grandes urbes? El académico Rodrigo Vidal de la Universidad de Santiago de Chile, analiza las opciones.
 
El regreso a la normalidad, trajo consigo los característicos problemas de la Región Metropolitana: la congestión vehicular en horarios punta. Según informó la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT) existen 180 puntos de alta congestión vehicular. De éstos, hay 20 puntos críticos en la capital, los que se concentran entre la zona oriente, norte y centro.
 
Entre las 07:30 y 09:00 AM y las 17:30 y 20:00 horas PM, se agrupa el mayor número de atochamientos. Éstos se han concentrado en sectores como la Autopista Vespucio Express, afectando a Independencia, Buenaventura y Lo Boza.
 
Otro punto conflictivo es la entrada al centro de Santiago, específicamente en las calles Manuel Rodríguez con Santo Domingo. En tanto, en el sector oriente de la RM, la congestión vehicular se detecta en Avenida Vitacura con Américo Vespucio, Kennedy, Presidente Riesco, Isidora Goyenechea y Apoquindo.
 
Para el investigador y experto en espacio público y diseño urbano de la Universidad de Santiago de Chile, Rodrigo Vidal, no existen medidas técnicas aplicables a corregir el problema de la congestión vehicular de la capital.
 
"El modelo de la congestión en Santiago tal como se da, no tiene solución, y probablemente va a ir aumentando. En el último semestre aumentó la venta de vehículos, en estricto rigor esto no tiene solución", enfatiza el académico.
 
Para el especialista las posibles soluciones pasan por una mirada completa al sistema vial de Santiago. "Semáforos, carabineros y vías alternativas son medidas de parche. En realidad esto pasa por una mirada completa del sistema vial de Santiago, que tiene que incluir un sistema de tarificación variable en los diferentes accesos de penetración a la ciudad", sentencia.
 
Si bien, el experto reconoce que aplicar el concepto de tarificación significaría un aumento en el gasto familiar, podría ser la única alternativa que permita reducir la congestión. Además, este gasto se podría compensar a través del uso compartido del automóvil.
 
Respecto del uso compartido de los automóviles, el especialista de la USACH explica que "en la medida que el Transantiago se ordene y logre satisfacer la demanda de toda la población y, por otra parte, que lo haga más atractivo para que las personas lo comiencen a utilizar, podría ser. Pero este es uno de los países más estimuladores de América Latina del uso particular del automóvil, por lo tanto, podemos tener un Transantiago espectacular con asientos de cuero y música clásica, pero la gente igual va a salir en su auto".
 
Por otra parte, Vidal considera que "Santiago es una ciudad con sistema vehicular del siglo XXI, pero con calles del siglo XIX. Por lo tanto, hay que replantear el sistema vehicular de la capital, repensar los puntos de intermodal con el metro, por ejemplo".
 
En relación a los cuestionamientos de las autopistas urbanas, las que no han reducido los atochamientos de la ciudad, Vidal agrega que "no son una mala solución, bien planificada (...) y la Costanera Norte lo ha demostrado. El problema es que cuando uno sale de la autopista para ingresar a la ciudad real se produce un taco de proporciones, porque se vuelve a calles del siglo XIX. Las vías compartidas van a funcionar sólo si se logra desincentivar el uso del automóvil que crece cada día".
 
Finalmente, Rodrigo Vidal señala que se deben considerar múltiples aspectos para lograr una solución en los puntos conflictivos de la capital. A la ya mencionada tarificación, se debería sumar el rediseño del funcionamiento del sistema vial, tanto público como privado, además, del rediseño de la organización del sistema de transporte y a más largo plazo, la relación vivienda-trabajo, pues muchas personas deben recorrer la mitad de Santiago para llegar a sus lugares de trabajo.
 
Por Rayén Valdebenito y Valeria Osorio.